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Todo lo que hago lo hago a partir del miedo. Es un factor determinante en mi toma de decisiones.

Aunque, han habido excepciones.

Hablar en Desnudas no me da miedo, es un podcast entre amigas. Expresarme con soltura y desnudar mis palabras y sentimientos, no me da miedo. Darme cuenta que sí había gente escuchando, eso sí me dio un chingo de miedo.

¿He dicho cosas que después me arrepiento de decir? Sí. ¿He sentido tanto miedo que he pensado en dejarlo? Más de una vez.

“Digo pura pendejada” ha sido mi slogan principal. La verdad, no creo decir pura pendejada, a veces sí, pero pues como todos. Lo normal. Acá el problema es que al saberme escuchada automáticamente me juzgo y me adelanto, y decido llamarme a mí misma pendeja, antes de que alguien más lo haga por mí.

O a lo mejor por si alguien más lo dice, entonces, me este dando la razón y así, ganar. Ha sido difícil y me enfrento constantemente al miedo que yo misma me doy.

Una vez más decidí poner ese miedo a trabajar, quedarme con todo y miedo. Crecer con mis Desnudas y poder escucharme en plena evolución. Poder, ojalá, algún día juzgarme tantito menos, aceptar más mis palabras, perdonar mis errores y fluir. En el podcast y en la vida. Ya me puse cursi.

Y hasta el momento, sigo con miedo. Y ya es normal tenerlo, el miedo impulsa, el miedo es algo que valoro, es un sentimiento que no debe paralizar, el miedo despierta, el miedo hace preguntar, preguntarme, el miedo es de humanos.

El miedo empuja a situaciones y a personas, eso me trajo aquí, a este preciso momento de la vida… donde una vez más el miedo me dio ride.

Entre risas me digo pendeja. Porque ya no me queda más que reírme, porque a pesar de ser tan amiga del miedo, el miedo últimamente no ha sido tan amigo mío. A veces nos hace cometer errores y cuando no puedo manejarlo, me empuja a cagarla.

La he cagado bonito, siempre he dicho que soy muy fan de mis metidas de patas, y siempre me doy el tiempo de pensar cómo y por qué la cagué, pero el chiste es seguirle, superar una y otra y otra y otra vez al miedo. Hasta llegar. Y todavía, falta.

Pícale aquí para una sorpre.