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  • Writer's pictureValeria De León

Oigan, sobrevivimos el 2019

Muchísimas cosas pueden pasar en un año. Te puedes cambiar de ciudad, puedes renunciar a un trabajo, tener otro, descubrir nuevas amistades, extrañar otras amistades, perder a alguien, llegar a un nuevo lugar, buscar otro lugar, aventarte con un paracaídas, pelear, llorar a mares, gritar, reír, llorar de la risa, cantar, enamorarte, desenamorarte y volverte a enamorar. Tomar vino, cerveza y tequila una misma noche y pensar que es una buena idea. Despertar al día siguiente y descubrir que no fue una buena idea.


Ay, ¿qué?


Por un ratito pensé que no la armaba, porque como ya saben, soy dramática. Disfruto de mi drama, pero a veces, sin querer queriendo, mi cabeza me engaña y me hunde en una realidad difícil de sobrevivir. Y se logró. Honestamente cantar a todo pulmón mientras manejaba ayudó en el proceso. Yes Sir, I can boogie es un excelente aliado. Eso y varias sesiones de terapia.


Decepcioné gente a la que quiero, y gente a la que quiero me decepcionó. También pasó que por primera vez en la vida me di chance de llorar sin juzgarme. De llorar ríos, consciente de que esas lágrimas no iban a cambiar absolutamente nada, solo ayudar a sanar poquito.


Y como en discurso de aceptación de premio, tengo mi lista de agradecimientos. Gracias a mis amigas, amigos, familia. Gracias por salvarme. Gracias por escucharme, gracias por contarme historias y ayudarme a respirar. Gracias por secarme lágrimas y por soltar las suyas conmigo. Gracias por llorar y reír.


Amo esta temporada, lo verde, lo rojo, las luces, la buena vibra, la música, todo. En verdad la amo, pero me costó trabajo desear una feliz navidad y me está costando decir “feliz año nuevo”, porque sigo procesando. Alguien a quien quiero mucho me enseñó a poner cosas que no me sirven o que no puedo controlar en una cajita, y ya que pueda hacer algo con eso o por eso, sacarlas. Entonces con este cierre de año estoy sacando esas cosas poquito a poquito y tratando de entenderlas. Mi celebración de Año Nuevo se pospone hasta nuevo aviso.


No todo fue malo, suena a que sí, pero no. Conocí personas increíbles, aprendí un chingomadral de mí y de otras. Tuve pláticas que me llenaron el corazón, que me emocionaron, que me ayudaron a querer seguirle. Luces. Tuve luces que iluminaron mi camino del 2019. (Y otra vez soné cursi).


Mis Desnudas me ayudaron a no perderme tanto; gracias Mónica, Majo, Sofía y Anakik. Las Desnudas que nos escuchan, que nos hablan, que nos acompañan, ustedes ayudaron. Compartieron sus historias con nosotras y escucharlas o leerlas me daba luz; que alguien tuviera la confianza de contar lo que pasaba en su vida me hizo sentir mucho, gracias.


Este año me decepcioné a mí misma. Y creo que esa fue la parte que más trabajo me costó y me sigue costando. Estoy en un proceso que a veces me cuesta entender, pero ahí va. Estoy tratando de entender quién chingados soy. Y escribo esto desde un aeropuerto llorando con gente a mi alrededor viéndome raro… que yo no entiendo por qué me ven raro si están ULTRA vistas las lágrimas en el aeropuerto y ya estuvo de tanta felicidad nomás por ser diciembre (y quiero aclarar que no estoy llorando como telenovela de las 9, es un llanto reservado, el que no sabes de donde viene, solo sale. Y si quieren llorar como telenovela de las 9, ¿saben qué? Háganlo. Normalicemos llorar. Omg el paréntesis más largo de la vida, perdón).


Regresando a lo bonito y volviéndome repetitiva. Gracias a todas las personas involucradas en mi 2019, gracias especiales a quienes llegaron, a los que regresaron. Y un abrazo a distancia a los que se fueron.


La verdad es que también me reí mucho este año, hubo cosas lindas. Equilibrio a ratos.


Para mi 2020 me gustaría que alguien me dijera que mis decisiones son las correctas, que lo que hago está bien o mal, que mis sueños no están imposibles, que las historias que quiero contar las voy a lograr contar. Que me recuerde que lo que sucede conviene. Que me diga que la paz va a llegar. Una voz que me platique de qué forma mis decisiones van a afectar mi futuro. Y más importante aún… que me diga cuando me tengo que incorporar a carriles centrales y cuando quedarme en la lateral porque pinshi waze sí me ha estado fallando y ya estoy harta de andar perdida emocionalmente como para también perderme geográficamente. Pero bueno.


A ustedes les deseo que lo vivan al máximo, suena cliché, pero en serio… sí hay que vivir al máximo. Hay que sentir y permitirnos sentir, no juzgar los sentimientos de otros ni los nuestros. Suena a lo que diría una quote encontrada en instagram, con un atardecer chafa de fondo. Es la verdad. Insisto: pinches fucking digan lo que sienten, no siempre se puede adivinar. Y que si van a querer, quieran bien.


También les deseo besos que ni siquiera se puedan describir, conversaciones con vino tinto en cantidades exorbitantes y carajillos en compañía de personas increíbles. Wow, lo cursi.


Ps. gracias por existir, sé que a veces es difícil.




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