Un nuevo año significa muchas cosas. Muchas cosas que a veces ni siquiera sabemos que son importantes y otras que le damos demasiada importancia para luego percatarnos que, simplemente, ni al caso. Para mí, el inicio de un Año Nuevo me iba y venía. Era más como una forma de entrar a un nuevo semestre de universidad.
Después de dos años de haberme graduado, y después de haber vivido un año taaan confuso a nivel mundial, un nuevo año significa ahora algo completamente diferente. Hace algunos días estaba con una de mis amigas más cercanas en una “posada” que en cuanto llegamos se convirtió en peda. Si nos llegaran a conocer --a este grupito de amigas en particular-- se darían cuenta de que el chisme y una copa de vino es suficiente para perder el control.
Una hora había pasado y ya teníamos 3 botellas de vino vacías, un pavo intacto y canciones de Mamma Mía. Cuando éstas combinaciones surgen es porque es momento de ahogar las penas y contar los secretos. Eso, fue exactamente lo que hice. En la plática, salió al tema que no era lo suficientemente agradecida por el presente que se situaba ante mis ojos. Y era verdad. No me había tomado el tiempo para darme cuenta de que he logrado casi todo lo que me he propuesto; por todo lo que había luchado desde hace exactamente 10 años.
Cuando me cayó el 20, fue como si el universo me hubiera dado una patadita en las pompis y dijera: “Amiga, date cuenta”. Tanto sudor y lágrimas, tanto tiempo deseando algo y tratando de ser valiente para conseguirlo que nunca me tomé dos segundos para realmente sentir mi éxito. Para realmente abrazarme y decirme “lo lograste”.
No me malinterpreten, todavía siento que tengo mucho camino qué recorrer y barreras qué derribar, salir de mi zona de comfort y quitarme esos miedos que paralizan. Pero, por lo menos, cumplí metas.
La meta de haberme graduado de la universidad que siempre había soñado. La meta de tener un trabajo que me apasionara, de trabajar en una revista y construir la edición de pies a cabeza. De ir a cientos de eventos donde están tomadores de decisiones y conocer hoteles de lujo y restaurantes. La meta de haber ido a desfiles de moda y haberme quitado la inseguridad de hablarle a Vogue o de haber entrevistado a la alcaldesa de Los Cabos y al director de Turismo, Economía y Sustentabilidad del estado. Recorrí las delegaciones de mi ciudad y conocí a talabarteros, ganaderos y personas que dan todo por la vida de ranchero.
Reí con mis amigas y sentí un apoyo incondicional que me dan ganas de llorar. Abracé a un amor tan puro en Ricardo que cada que me mira puedo sentirlo cerquita de mí como nadie puede estar. Y también vi que, después de 15 años de trabajo, los sueños de mi papá se hicieron realidad. La cereza del pastel, por supuesto, fue independizarme e irme a vivir sola a un departamento increíble. Si hablo de Desnudas, creo que lo mejor todavía está por venir y no puedo esperar para sorprenderalos a todos con los proyectos que tenemos planeados. En fin, fue un año que, en la desgracia y oscuridad, hubo muchísima luz y eso lo agradezco con todo mi corazón.
¿Cómo fui capaz de levantarme cada mañana sin agradecer?
Sé que mi 2020 tuvo pérdidas como la de mi abuelito y la de mi tío, pero también sé que parte de la vida es morir. Lo que queda en nosotros es que, mientras esa muerte llega, debemos vivir. Vivir con locura y pasión, con amor y lealtad a lo que somos y abrazar a aquellos que nos hacen sentir que estamos en las nubes.
Por eso, mi primera meta del 2021 es abrir los ojos y ver lo que tengo a mi alrededor y agradecer. Tal vez antes no era de las que se ponían metas o sentía el inicio de un Año Nuevo. Eso se acabó. Este 2021 prometo que voy a hacer todo lo que está en mis manos para ser la mejor versión de mí misma.
Para Desnudas, este año es clave y, aunque siempre decimos eso internamente, creo que estamos en un punto donde o damos todo de nosotras para que el proyecto emane la luz que siempre hemos deseado o aquí muere y cuando nos acordemos de ustedes sea uno de los momentos éxtasis de nuestras vidas. Está en nosotras agarrar el “toro por los cuernos” y hacer que Desnudas sea escuchado en cada rincón y las acompañemos tanto como ustedes nos dejen. Así que súbanse al tren una vez más y démosle la bienvenida a la quinta temporada.
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